CON LA CARRETA LLENA DE PIEDRAS
Con la carreta llena de piedras…
El camino a Carrillo salía desde San José, pasaba por San Francisco de Guadalupe, continuaba por Moravia, San Blas, Paracito, San Jerónimo, el Alto de la Palma para luego ingresar al Bajo de la Hondura y hasta llegar a la comunidad de Carrillo en las márgenes del río Sucio… eran unas 22millas por un camino empedrado, con un total de 20 puentes, un clima siempre con lluvia en la agenda, barro y algunas pendientes muy demandantes de la pericia del boyero y fuerza de los bueyes… este camino le daba salida al Valle Central y poderse conectar con el puerto de Limón. Fue inaugurado en 1882durante el gobierno del general Tomás Guardia y dicha ruta tuvo una vigencia de 10 años, en 1892 dejó de ser la ruta de salida al Caribe ya que el ferrocarril al Atlántico entró en funcionamiento en 1890…
El pasado domingo 26 de diciembre, nos fuimos junto con un grupo de boyeros a recorrer un trayecto de este histórico camino a Carrillo, unas 19 yuntas y carretas nos fuimos a recordar y honrar a nuestros abuelos, su valor, compromiso y aporte en el desarrollo de Tiquicia.
De regreso al punto de partida, nos quedamos de últimos don Melvin Villalobos y el boyero Alberto “Canfín” Esquivel, en el trayecto nos dedicamos a compartir historias de este camino. Tanto Canfín como don Melvin fueron abriendo el baúl con las anécdotas, tradiciones e historias… todos lindos recuerdos, yo trataba de estar bien atento para poder escuchar cada detalle y seguirles en sus relatos… disfrutamos cada paso en nuestro regreso.
Una de esas historias es la que hoy deseo compartir con ustedes, la relaciono con esta fecha y nuestros buenos deseos para que nuestros amigos, amigas y familiares tengan un feliz año nuevo… les cuento, dice don Melvin que había una regla no escrita para todos los boyeros que transitaran por esta empedrada ruta, cuando el boyero hiciera el recorrido hasta Carrillo había que recoger dos o tres piedras de regular tamaño en alguno de los ríos que se tenían que atravesar, las piedras se echaban en la carreta. Si al regreso encontraban algún hueco en la calzada o empedrado, detenían los bueyes y carreta, tomaban una de las piedras de su carreta y reparaban el camino… ese era el compromiso de cada boyero… y entre todos mantenían en buen estado el camino y le facilitaban a los que venían atrás un camino en mejores condiciones… era una regla no escrita, pero de sentido común y una práctica solidaria…
Que este año nuevo, la vida nos permita cargar piedras en nuestra carreta y ser solidario con los que vienen atrás… boyeros somos y en elcamino nos volvemos a encontrar…
Feliz año nuevo.
Alejandro Guevara Muñoz